La práctica
consciente de una filosofía de vida
La mayor parte de nuestras decisiones y actos
están basados generalmente en gustos y aprensiones, ambiciones y necesidades, creencias y
costumbres.
Observar una filosofía de vida positiva o
disciplina espiritual (en Yoga, Yamas y
Niyamas) condiciona favorablemente la mente para la toma de
decisiones, para rectificar nuestro
comportamiento, cambiar hábitos y rutinas en la vida diaria que no nos
favorecen y contaminan con stress, pensamientos lúgubres, confusión y
conflicto.
Es decir que la puesta en práctica de esos
principios o valores purifican gradualmente nuestros pensamientos, conducta y el carácter en sí.
*La asociación o conexión con personas sinceras
y positivas (no significa que sean
perfectas) es un punto importante más a favor para mantener la salud mental
y emocional. Estas tenderán a compartir
sus experiencias de vida, conocimientos y progreso y serán un estímulo para nuestro avance
también.
*Actitud positiva a pesar de las
circunstancias difíciles que debamos afrontar, sabiendo que somos parte de un
orden mayor, un universo muy amplio. Cada
acontecimiento es una oportunidad de aprendizaje y prueba de fortaleza para
crecer y transitar más preparados, con nuevas herramientas, el camino de la
vida y comprender mejor y/o ayudar a los
que hayan pasado cuestiones similares o estén sobrellevando actualmente
dificultades.
*Cultivar mejor el aspecto sátvico, la humildad,
frente al egocentrismo manteniendo un balance de la autoestima. Ni creer ser
mucho ni tan poco.
*Autenticidad, verdad. Es un estado de
conciencia, darse cuenta, ser sinceros con nosotros mismos.
El cuerpo físico con los años se transforma y
madura, la mente y emociones también. El aspecto espiritual también evoluciona dándonos
la posibilidad de vivir gozamente cada minuto, plenos y conscientes de la unión
sagrada con la fuente eterna de sabiduría, entendimiento y felicidad.